martes, 16 de marzo de 2010

Deliciosamente inexplicable.

Me río con ganas al recordar aquella conversación de tarde de domingo.
- Y por qué me elegiste a mi? Había mucha gente en ese bar.
- No seas bobo. Te hubiese elegido a tí aunque hubieran 1000 personas.
Suena el timbre, abro automaticamente, como siempre. Y entonces tus labios sellan los mios, con uno de esos besos que sabes que me gustan tanto, de esos suaves y blanditos. Te mofas un poco de mi reacción y te autoinvitas a pasar, como siempre.
- De qué te reías tanto antes?
- De nada, me estaba acordando de una cosa.
Y me vuelvo a reir un rato para picarte. Tu risa inunda la sala y no puedo evitar quedarme embobada al escucharla. Siempre soñaba con esto, y ahora estaba delante de mi. Y me vuelves a besar, con más cuidado que antes, porque sabes que me vuelve loca que hagas eso. Y me vuelvo a perder en esos ojos de un color deliciosamente inexplicable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario