lunes, 24 de junio de 2013

Luna

Cuando las noches se hacen tan tristes que no puedo soportarlo me gusta mirar a la luna. La luna redonda y blanquísima que siempre entra por mi ventana a eso de las doce. La observo, callada. Tan bella, tan majestuosa... Y tan sola. ¿Cómo podrá soportar estar ahí arriba? Luego pienso, "Claro, se distraerá observándonos." Y me suelo preguntar si me habrá observado a mi alguna vez como yo la miro a ella en tantas noches en vela. Y me doy cuenta de que somos tan parecidas que hasta me asusto y tengo que apartar la mirada un rato. Porque ambas estamos rodeadas de algo oscuro que nadie puede entender por más que se esfuerce, y somos incapaces de ver las estrellas a nuestro alrededor. Las dos tenemos a alguien que brilla mucho más y es mucho más amado que nosotras pisándonos los talones... y las dos estamos solas.